Hachikō nacido en Tokio en 1923 y apodado "el perro fiel", fue un perro japonés de raza akita inu recordado por su lealtad a su amo, el profesor Eisaburō Ueno. Su nombre se escribe ハチ公 en idioma japonés.
El perro lo acompañaba a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo, y al final del día volvía a la estación a recibirlo.
Un día el profesor Ueno sufrió un paro cardiaco y no regresó. Esa tarde Hachikō corrió a la estación a esperar la llegada del tren de su amo, y no volvió esa noche a su casa. Se quedó a vivir en el mismo sitio frente a la estación durante los siguientes 9 años de su vida.
Conforme transcurría el tiempo, Hachikō comenzó a llamar la atención de propios y extraños en la estación; las personas que habían sido testigos de cómo Hachikō acompañaba cada día al profesor Ueno antes de su muerte, fueron las que lo cuidaron y alimentaron hasta el 8 de marzo de 1935, el día en que fue encontrado muerto.
En abril de 1934 una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación Shibuya, estando presente el propio animal. El bronce de la estatua inicial tuvo que ser utilizado en la Segunda Guerra Mundial para fabricar armamento pero, tras finalizar ésta, se volvió a erigir otra estatua en su lugar.
Hay una película preciosa sobre este fiel animal protagonizada por Richard Gere...
Adoro la cultura nipona.
ResponderEliminarBesos.
Gracias. Saludos cordiales.
ResponderEliminarPodríamos hablar de fidelidad, es en lo primero que se piensa.
ResponderEliminarPero podríamos hablar también de referencia, algo situado en otros términos, que también se da con perros y sobre todo con humanos porque. ay. entre estos la fidelidad es algo más complejo y con frecuencia se tuerce.
En mi blog escribí dos relatos de tema japonés, uno situado en tiempos de la guerra mundial y otro más actual; si te interesa puedo localizarlos.
Cordial.
Gracias por la vista y tus palabras.
EliminarSí, claro que me interesa. Todo lo relacionado con la cultura y la historia de Japón, me gusta. Muchas gracias.
Saludos cordiales.
Vi la peli y me encantó, amiga Li.
ResponderEliminarAndo liada, pero intentaré pasar por aquí cuando pueda.
Besos.
A Li también le gustó. Y Richard Gere es guapísimo.
EliminarGracias por venir.
Un abrazo nipón, amiga Luci.
Hermosa historia que me lleva a la extraña y sorprendente relación entre los perros y sus amos. A veces pienso que los perros son demasiado sumisos respecto a sus amos. Yo no tengo perro pero observo las relaciones entre ellos y sus propietarios. Es fascinante cómo los perros se pliegan y se adaptan totalmente al carácter e idiosincrasia del amo. Esta historia no deja de emocionarme porque esta fidelidad no la encontraríamos entre seres humanos. Veo en ello un profundo misterio que no puedo experimentar porque no tengo perro.
ResponderEliminarTe dejo un post que escribí hace tiempo sobre Japón en mi blog GAMBARIMASU
Vendré a visitarte porque me interesa el tema japonés. Saludos.
Muchas gracias por el post. Ya lo he leído y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarY gracias por pasar por este rincón virtual.
Saludos cordiales.
Conocía esta historia y parece que es mas común de lo que parece en cuanto a estos animalitos.
ResponderEliminarSaludos
Sí. Los perros son animales muy fieles. Gracias por estar aquí.
EliminarSaludos cordiales, Erik.
Vi la película dos veces, la semana pasada todavía la pusieron, su fiel amigo, estuvo después de perder a su dueño, nueve años esperando a ver si salía de la estación. Sentí mucha pena viendo la película y si no recuerdo mal, hay una estatua de bronce en su memoria.
ResponderEliminarHay una estatua junto a la estación de tren, sí. Gracias por tu compañía, Ani.
EliminarSaludos cordiales.